En una final marcada por la niebla, los condimentos climáticos y la tensión propia de una definición, Vélez Sarsfield superó 2 a 0 a Estudiantes de La Plata y se quedó con la Supercopa Internacional. El encuentro, disputado en el estadio Libertadores de América - Ricardo Enrique Bochini de Avellaneda, consagró al “Fortín” con su título número 18 y significó la primera consagración de Guillermo Barros Schelotto como director técnico del club.
La noche comenzó con un marco imponente, cargado de expectativa, y un show de presentación que prometía una final vibrante. Sin embargo, el primer tiempo no estuvo a la altura de lo esperado: fue parejo, sin emociones profundas ni grandes ocasiones de peligro. Lo más destacado ocurrió a los seis minutos, cuando Eric Meza tuvo un mano a mano que fue bien resuelto por Tomás Marchiori, el arquero de Vélez. Por su parte, el “Fortín” no encontró claridad en los últimos metros, aunque tuvo su único intento con un disparo de Maher Carrizo que Fernando Muslera contuvo sin sobresaltos.
La figura del arquero uruguayo fue una de las notas salientes en la previa: Muslera, con pasado en la selección de Uruguay, llegó a Estudiantes como refuerzo de jerarquía y debutó en esta final con la responsabilidad de aportar experiencia bajo los tres palos. Su estreno fue sólido, aunque no pudo evitar la caída de su valla en dos ocasiones.
La segunda parte se demoró algunos minutos por la intensa niebla que cubría Avellaneda, generando baja visibilidad para jugadores, cuerpo técnico y espectadores. El árbitro Darío Herrera consultó a los capitanes antes de reanudar el juego, en condiciones atípicas para una definición.
Apenas reiniciado el complemento, a los seis minutos, Vélez rompió el cero. En un contexto de “juego en la niebla”, Braian Romero metió un pase al área que parecía ir hacia la nada misma, pero Tomás Galván leyó bien la jugada, apareció con potencia por el centro y definió ante la salida de Muslera. Fue el 1-0 para el equipo de Liniers y un golpe del que Estudiantes no pudo recuperarse.
El “Pincha” intentó reaccionar con algunos cambios, pero no encontró profundidad. En cambio, Vélez aprovechó los espacios y, a los 28 minutos del segundo tiempo, Romero —quien había sido asistidor en el primer tanto— selló el resultado. Tras un rechazo corto de Gabriel Neves, el delantero de 34 años capitalizó la segunda jugada y definió de derecha para marcar el 2-0.
El cierre del encuentro tuvo aún más condimentos: Gastón Benedetti vio la amarilla, y en tiempo de descuento, Edwuin Cetré fue expulsado, dejando a Estudiantes con diez hombres.
El “Fortín” accedió a esta Supercopa por haber sido el líder de la tabla anual 2024, mientras que Estudiantes ganó su lugar como campeón del Trofeo de Campeones. Ambos equipos llegaban con realidades diferentes: el conjunto platense, conducido por Eduardo Domínguez, venía golpeado por la lesión de Joaquín Tobio Burgos, una baja sensible en la previa. Vélez, en cambio, atravesaba un momento de renovación con refuerzos como Lisandro Magallán, Diego Valdés y Lenny Lobato, y con la ilusión intacta de dejar atrás un flojo Apertura.
Este título significa un envión anímico para los de Barros Schelotto, que además vienen liderando su grupo en la Copa Libertadores, donde enfrentarán a Fortaleza en los octavos de final. Con la copa en sus manos, Vélez se suma a Racing y Talleres como los campeones de este certamen reciente, instaurado en 2022 y jugado por primera vez en 2023.
En una noche singular, Vélez sacó ventaja en el momento justo y fue contundente. En medio de la niebla y las dificultades, el equipo de Liniers encontró claridad. Y también, una nueva estrella.